Las obsesiones
Las obsesiones,
o pensamientos obsesivos, son dinámicas de pensamiento en las que la mente de
la persona se aferra a una idea fija. Habitualmente, estas ideas están
asociadas a algún suceso, evento o situación que supone un o preocupación para
esta que le genere sentimientos de temor o angustia.
Para que un pensamiento pueda ser considerado como obsesivo debe
cumplir una serie de características. La primera es que estas ideas deben ser
repetitivas y recurrentes; es decir, que aparezcan constantemente en la mente
de la persona.
Además, también deben de surgir de manera involuntaria y ser
incontrolables; esto significa que, por mucho que la persona intente no pensar
en ellas o eliminarlas de su cabeza, estas ideas volverán a la mente, puede que
incluso con más fuerza.
Las causas más habituales que dan origen a estas obsesiones o
pensamientos obsesivos son los estados de ansiedad y de estrés psicológico. En
ambos casos la persona experimenta una serie de preocupaciones o miedos
recurrentes que, además, tienden a empeorar los síntomas de la ansiedad.
Por lo tanto, la persona se ve envuelta en un círculo vicioso en
el cual sufre una ansiedad que le provoca una serie de pensamientos obsesivos,
los cuales a su vez contribuyen a alimentar más los síntomas de dicha ansiedad.
Las maneras en las que
estos pensamientos obsesivos se exteriorizan son muchas y muy diversas, y en la
mayoría de casos estarán influidas por los rasgos de personalidad del sujeto,
así como del contexto que le rodea. Conductas obsesivas relacionadas con el
orden, la limpieza o el aspecto físico, son el reflejo de estas ideas que
ofuscan la mente de la persona.
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ansiedad (causas y síntomas)"
¿Qué
diferencia una preocupación de una obsesión?
Aunque bien es cierto, que una preocupación puede convertirse en
una obsesión, y a su vez esta puede adquirir un grado de cronicidad que la
convierta en patológica, existen una serie de diferencias que nos permiten
distinguir entre en una preocupación y una idea obsesiva.
A diferencia de las preocupaciones de categoria más normativa,
los pensamientos obsesivos tienen un grado de intensidad, frecuencia y duración
mucho más elevado, por lo que también son susceptibles de provocar mucho más
malestar.
Además, en el caso de las obsesiones, el sujeto no tiene casi
ningún control sobre ellas. Es decir, muestran una resistencia mucho mayor a
los intentos de la persona por eliminarlas de su cabeza.
Finalmente, según un estudio realizado por Paul Salkovskis,
profesor de psicología clínica y ciencias aplicadas de la Universidad de Bath,
reveló que un 90% de las personas mentalmente sanas experimentaban una serie de
ideas intrusivas relacionadas con preocupaciones que provocaban un alto grado
de angustia y malestar, pero que no llegaban a la categoría de obsesiones.
¿Cuándo se pueden
considerar patológicas?
Como hemos visto anteriormente, un gran número de personas
tienen a experimentar una serie de pensamientos obsesivos los cuales no tienen
porqué estar ligados a ningún tipo de patología psicológica. No obstante,
existe el riesgo de que estas obsesiones se conviertan en pensamientos
obsesivos crónicos, lo cuales pueden llegar a transformarse en un trastorno
obsesivo e interferir notablemente en el día a día de la persona.
Las obsesiones o preocupaciones recurrentes de categoría
normativa tienden a desaparecer con el tiempo, o una vez se ha resuelto el
problema. Sin embargo, estos pensamientos pueden ser muy angustiosos y
estresantes.
Cuando estos pensamientos se convierten en obsesiones graves y
se acompañan de actos compulsivos destinados a reducir el malestar es muy
posible que la persona sufra el conocido trastorno
obsesivo-compulsivo (TOC). En este caso las obsesiones sí han de
calificarse como patológicas, puesto que forman parte de una sintomatología
mucho más amplia.
Además, aunque no es
una norma general, los pensamientos propios de este tipo de alteración
psicológica no tienen por qué estar sujetos a la razón. Es decir, las ideas o
preocupaciones que inundan la mente del paciente pueden ser incoherentes o no
tener una base racional.
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