Cristianismo

 

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Cristianismo

La Biblia condena tanto la omisión del bien como el odio al prójimo. Por ejemplo, Santiago 4:17 advierte que “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”, es decir, no ayudar cuando se puede es una falta moral. Jesús enseñó además a amar incluso a los enemigos: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen” (Mateo 5:44)[1]. En otras palabras, el cristianismo exige reprimir la venganza y reemplazarla con perdón y solidaridad.

·       Consecuencias: Actitudes como la envidia, el rencor o la violencia son consideradas pecado. Quien las cultiva se aleja de Dios y de la comunidad espiritual. Como dice la Escritura, “los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:21)[2], y el odio sólo engendra más sufrimiento interno.

·       Superación: Los creyentes son exhortados a purificar el corazón mediante la oración, el arrepentimiento y la caridad. Efesios 4:31-32 pide “quitarse toda amargura… siendo bondadosos y misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios los perdonó a vosotros en Cristo”[3]. En la práctica, se promueve el culto a Dios, la comunión fraterna y la imitación de Cristo para transformar la ira en compasión.

Islam

En el islam, el Corán y los hadices prohíben guardar sospechas maliciosas o hablar mal de otros. Por ejemplo el Corán instruye: “¡Oh, creyentes! Eviten sospechar demasiado, pues algunas sospechas son pecado. Y no os espiéis, ni habléis mal del ausente…” (Sura 49:12)[4], comparando la difamación con comer carne muerta. Además, el Corán afirma que “la buena acción y la mala acción no pueden ser iguales. Repele el mal con uno que sea mejor” (Sura 41:34)[5], subrayando que hay que contrarrestar la agresión con bondad. Estas enseñanzas condenan tanto desear el mal ajeno como la omisión de ayudar, pues ambas son faltas morales.

·       Consecuencias: En el islam se entiende que albergar malicia o cometer injusticias sin arrepentirse conduce al castigo en el Más Allá. El creyente que actúa con envidia o calumnia “incurre en pecado” ante Alá (Corán 49:12)[4]. Sin embargo, la misericordia divina es grande para quien se enmienda: perdonar y hacer el bien purifica el alma y desvía los males.

·       Superación: La vía para superar sentimientos negativos es la paciencia (sabr), la oración (salat) y el perdón. Tradiciones islámicas señalan que quien soporta la ira con paciencia y responde al mal con perdón, Allah “lo librará del demonio y hará que sus enemigos sean como cercanos amigos”[6]. En la práctica, el musulmán recita súplicas por la rectitud y realiza obras justas (zakát, ayuno, etc.) para purificar el corazón y vencer la envidia o la ira.

Judaísmo

La Torá insiste en el amor y la justicia hacia el prójimo. Levítico 19:18 manda “no guardarás rencor…, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo”[7], y enseña también: “No odiarás en tu corazón a tu hermano” (Lev 19:17). Estas normas prohíben la venganza y el odio interior. En el judaísmo rabínico se condena además el lashón hará (hablar mal de otro incluso con la verdad) y la difamación[8], considerándolas graves faltas éticas. Proverbios refuerza esta idea: “El odio despierta contiendas, pero el amor cubre todas las faltas” (Prov 10:12)[9], subrayando que el perdón apacigua el conflicto.

·       Consecuencias: Alejarse del espíritu de la Torá al “desear mal al prójimo” rompe la armonía social y espiritual. Según la tradición, la trasgresión de estos mandatos requiere expiación (a través del teshuvá, la plegaria y la justicia). El judaísmo habla de retribución divina (medida por medida) y enseña que el mal augurado a otros eventualmente vuelve al que lo pronunció. No cumplir el mandamiento del amor al prójimo se considera ruptura de la Alianza con Dios.

·       Superación: Quienes enfrentan sentimientos negativos deben practicar la teshuvá (arrepentimiento), la oración (tefilá) y las buenas obras (mitzvot). Se anima a purificar la intención mediante el estudio de la Torá y la observancia de sus preceptos. El santo Sábado, el Día del Perdón (Yom Kipur) y el estudio comunitario son momentos clave para cultivar el perdón, la humildad y la reconciliación, revirtiendo la malevolencia con actos de bondad.

Hinduismo

En el hinduismo rige la ley del karma: cada acción y cada pensamiento genera consecuencias. Los textos védicos señalan que “un hombre se convierte en lo que actúa; se vuelve virtuoso por las acciones virtuosas y malo por las malas acciones”[10]. Es decir, obrar mal o albergar deseos crueles (adharma) atrae mal karma (papá), mientras la bondad siembra puṇya (mérito). Prácticas como la envidia, el odio y la violencia violan el principio de ahimsā (no-violencia), considerado el deber supremo.

·       Consecuencias: Las malas acciones y los malos deseos generan sufrimiento en esta vida y futuras reencarnaciones (ciclo de samsāra). Se cree que quien causa daño o guarda odio acumula karma doloroso que puede traducirse en enfermedades, pobreza o renacimientos desfavorables. En contraste, la inacción ante el dolor ajeno puede considerarse también adharma, pues despoja de mérito espiritual.

·       Superación: El camino de la rectitud propone el dharma (deber moral) y el desapego. Los hindúes practican la meditación, el yoga y la adoración devocional para pacificar la mente. Enseñanzas como las del Bhagavad Gita alientan a obrar sin apego a los frutos (renunciando al deseo de venganza) y a vivir con compasión. Se busca así contrarrestar los malos deseos con actos desinteresados y amorosos, purificando el karma negativo.

Budismo

El budismo rechaza frontalmente el odio y la venganza. El Dhammapada afirma: «El odio nunca apacigua al odio; solo con amor se apacigua el odio»[11]. Esto refleja la enseñanza de que la ira solo engendra más ira y sufrimiento (dukkha). Según el Buda, quienes anhelan el mal para otros alimentan su propio tormento interno y dificultan la iluminación.

·       Consecuencias: Guardar rencor o desear daño produce mal karma y fortalece las tres venenos (ira, codicia, ignorancia). En el budismo, una mente enfurecida se aleja de la serenidad y merma la posibilidad de alcanzar el Nirvana. Además, viola preceptos éticos (no-daño) que conducen a un renacimiento infeliz.

·       Superación: La práctica budista recomienda cultivar mettā (amor benevolente) y karunā (compasión) hacia todos, incluyendo a los enemigos. A través de la meditación y la atención plena, el practicante aprende a reconocer y soltar los pensamientos hostiles. El texto citado enseña que responder al mal con bondad hace posible que incluso el adversario se serene[11]. De este modo, se transforma el odio en compasión y se rompe el ciclo de sufrimiento.

Otras religiones relevantes

Otras tradiciones mayores comparten principios similares. Por ejemplo, el sijismo enfatiza el servicio y el perdón, prohibiendo el odio sectario. La fe bahá’í promueve la unidad y la eliminación de prejuicios, enseñando que maldecir a otros impide el avance espiritual. En cada caso, se valora el amor y la bondad como curas del odio, mientras se advierte que desear mal a alguien es moralmente reprochable y perjudica el alma.

Fuentes: Escritos sagrados y comentarios religiosos según cada fe[1][3][4][5][6][7][9][10][11]. Cada cita enlaza a la traducción oficial de la escritura correspondiente.


[1] Mateo 5:38-48 RVR1960 - El amor hacia los enemigos -(Lc. - Bible Gateway

https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mateo%205%3A38-48&version=RVR1960

[2] Gálatas 5:16-23 RVR1960 - Las obras de la carne y el fruto del - Bible Gateway

https://www.biblegateway.com/passage/?search=G%C3%A1latas%205%3A16-23&version=RVR1960

[3] Efesios 4:31-32 RVR1960 - Quítense de vosotros toda amargura, - Bible Gateway

https://www.biblegateway.com/passage/?search=Efesios%204%3A31-32&version=RVR1960

[4] Sura Al-Húyurát - 12 - Quran.com

https://quran.com/es/al-hujurat/12

[5] [6] Repele el mal con una mejor actitud (Corán) | IqraSense.com

https://www.iqrasense.com/es/versos-del-Cor%C3%A1n-por-temas/diferencia-entre-buena-obra-y-mala-obra.html

[7] Levítico 19:18 No te vengarás, ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, YAVé. | Palabla de Dios para ti (PDDPT) | Descargar la Biblia App ahora

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